jueves, 14 de enero de 2010

Inerte




Derramo la mirada en la grandeza del pensamiento,


percibo el retumbar reservado de mi corazón fatigado.

Guerreo en cruzadas místicas,

no logro victorias que consuelen mi anhelo de amar.

Mortalmente herido por saetas envenenadas con olvido,

yace mi cuerpo ensangrentado de tristeza,

sumergido en lodo de melancolía.

Mi pecho deformado busca afanosamente respiro,

que devuelva la vida a mi encierro.

Perdido en la soledad desierta de mi vida,

la agonía secuestra mi espíritu y lastima mi alma.

No hay futuro en esta realidad

muero lentamente, desolado en lamentos.


jueves, 17 de diciembre de 2009

donde quedas tú...




Pasión, llamamos a tu puerta

esperando misericordia de ti.

Solo escuchamos silencio,

huérfanos en emociones.

No conoceré los secretos de tus besos.

Las respuestas de tu cuerpo,

jamás serán juzgadas.

Tus brazos no alimentarán el idilio.

Sentimientos cedidos previo al encuentro,

tu mirada perdida de la ternura citada,

visiones de ser siempre amigo,

más no amante.

Amor, solo somos dos personas:

amo y no puedo ser amado,

 amaste, más no puedes amar.

¿Yo soy la primera, donde quedas tú?


viernes, 27 de noviembre de 2009

Decreto





¡Anhelo, sacude las cadenas que confinan mi leso corazón,
custodiado por la nostalgia, carcelera de mis emociones!
¡Apela mi sentencia perpetua a este encierro de pasiones,
que enloquece al amor olvidado por sueños de esperanza!

Me arrastro en el claustro y ahogado en llanto de penumbras.
Lágrimas humedecidas de recuerdos lastimeros,
que extirpan trazas de dolor enjugado en sangre,
palidecen mi piel del amor ausente en mis días de soledad.

Enloquece mi destino lejano y abrumado por el deseo de su aroma.
Me visitas en tinieblas. me mortificas hasta el cansancio,
abandonado, abatido, herido, cuadripléjico de ilusiones
por obtener la voluntad de otra existencia que ampare mi aliento.


José M. García Velazquez © 2009






domingo, 16 de agosto de 2009

Perdida en silencio




No puedo encontrate pues

te has protegido de un silencio enlutado,

desvanecida en tu propia existencia

y aun asi te siento cercana.



No puedo encontrate pues

apegada a gotas de aflicción,

te diluyes cual aroma tentador,

disfrazada y envuelta en velos sombríos

No puedo encontarte

aunque sé que estas aislada,

mi juicio adormecido

por tu alma enclaustrada.



Te encontraré en mi nostalgia,

cuando se confiese tu silencio,

cuando cobre aliento tu incienso,

cuando provoques mis sentidos.



domingo, 5 de julio de 2009

Disipado en olvido...



Me desvelas por torturarme en la nostalgia,
intrincado y atormentado en la interminable bruma.
No imagino el respiro de esta voluntad adornada de risas
infinitas, sonoras, melodiosas y contagiosas

No abrigo el deseo, la esperada quietud en la fuidez de mi vida,
no resisto el empuje tormentoso de este abatido cuerpo,
que apenas se nutre en este lapso de existencia
y emplazado por el suelo en que reclina.

Me contemplo perdido en la visión espectral de un futuro,
que promete nada, sin esperanza para mi sueño,
de aislarse en esta entidad viciada de pensamientos
sin sentidos, ni conciencia de paz y consuelo.

Me estremezco, reconozco el tiempo consumido,
se agota la vida como la anhelo, no con la agria expectativa de esperar,
recibir nada y en nada acabar mis dias; sin descargar impresiones,
disiparme en olvido, cansado, triste y perturbado.

José M. García Velázquez © 2009

sábado, 31 de enero de 2009

No me consigues...




Estoy aquí, aunque no te das cuenta, encadenado


en túneles de existencias interminables.


Sigo aquí y no puedo gritarte aunque quiera,


pues mi voz se oculta tras la amarga espera.


No distingues que soy aquel que nunca dejo de ser.


Soy el mismo que con ternura procuraba besos enardecidos,


el que acariciaba tus sueños opacados,


el que susurraba melodías hermosas,


que resplandecieron tu sendero.


Estoy aquí pero no me encuentras,


algo en ti no lo desea.


Deleitas tu cuerpo ardoroso y sediento


y aun así no me consigues.





José M. García Velázquez © 2009

jueves, 1 de enero de 2009

Sobresalto


¿Como fue que tu beso sacudió mi alma dormida?
Fervor que me arrebata y me arrastra en el edén de la pasión.
Nuestros cuerpos entreverados fluyen sábila lasciva,
ardiente sismo que nos traslada al vértice del deseo.
Desistes de todo en la nada y esperas de mí una congoja,
pues he estado ahí, en donde nadie quiere estar.
Esperé, esperaba y no quiero esperar…

José M. García Velázquez © 2009

domingo, 28 de diciembre de 2008

Esperar




Desde cuando espero a que el atardecer
cubierto de piras impetuosas,
recoja los mendrugos resultantes
de aquello que terminó en descuido.

Espero en la intimidad de mi silencio
por esta pasión adormecida en el tiempo.
Invoco a que me extiendas a
las entrañas del rencor y soledad.

Desde cuando el letargo acosado
por los espíritus de desdicha,
culmina en deshechos
de alegría e ilusiones difundidas.

Me hace daño el alma, veo desgarrado
mis sentidos ante la realidad cotidiana,
de no descansar, ahogado, silencioso
en tristeza inmortal.

Mi espera es cautiva de mi ser,
en el largo camino del desierto.
Miro hacia el infinito dolor
de conocer que no llegaste a mi.

Olvidaste que esperaba.
Cerca del corazón de nuestras almas,
mis ilusiones sedientas
de entrega, sacrificio y amor aguardan.



José M. García Velázquez ©2008

martes, 14 de octubre de 2008

Amor lejano...


Te amo aun cuando no llego a tu encuentro,

escucho tu risa silenciada por la lejanía,
tu aroma ocultado por la indiferencia,
tu cuerpo abrigado por nubes de ilusiones.


Te amo mucho mas de lo que he amado,
no has estado presente en mis penumbras,
te busco en las tinieblas de mi existencia,
para que inspires mi ansias de amor.


Te amo porque siempre te he amado,
no he visto tu contorno trazado en mi camino,
he caminado por senderos equivocados,
mientras esperas reclinada en mis anhelos.



José M. García Velázquez © 2008

sábado, 23 de agosto de 2008

Lo que te dí...


Te he dado mi amor,
para que no te sintieses solitaria.


Te he dado mi alma,
para perdurar en tu existencia.


Te he dado mis ojos,
para que no pierdas tu rumbo al caminar.


Te he dado mis labios,
para abrigarte con besos de esperanzas y consuelo.


Te he dado palabras de amor,
para arrullarte en tus ensueños.


Te he dado mis manos,
para enlazar nuestros corazones.

Te he dado mi cuerpo,
para encender la pasión de tus sentimientos dormidos.


Te he dado mi vida,
para que en ella descanses y respires.


Te diera más de lo que nunca he tenido.


Y ahora después de tanto…
¿Que me darías luego de haberlo perdido todo?

José M. García Velázquez © 2008