viernes, 14 de diciembre de 2007

Inmisericorde


Cuanto dolor tengo en mi alma,
que no puedo con mi amor apasionado,
la mujer que constantemente he amado,
no se inmuta en su aparente calma.

Cuantas lágrimas he derramado,
cada día y cada noche,
oyendo constantemente mis reproches,
de esta pasión y fuego abnegado.

Fue tal vez que te amé demasiado,
y nunca quisiste darte cuenta,
me has hecho sentirme abandonado,
viendo que de mi tu amor se ausenta.

Amada que te amo hasta la locura,
no sigas ahogándome en tristeza,
me persigue la angustia y amargura,
al observar tu olvido y fatal crudeza.

Solo me resta esperar un desenlace evidente,
tu con mi amor has jugado inmisericorde,
arrastrándome al umbral de la muerte,
mi corazón y alma empujados hacia el borde.


José M. García Velázquez © 2007

sábado, 8 de diciembre de 2007

Impresiones


Tus pisadas se encuentran en la húmeda arena de mi vida.
Esperando el momento en que vuelva a tus brazos,
siguiendo a cada momento mi fe cansada y oprimida,
permaneces callado a la sombra de mi alma y eternos fracasos.

Son profundas las huellas que has dejado en tu caminar,
pescador de hombres que llevas en tu espalda la carga de sus pecados.
Tu amor y misericordia me acompañan en el crepuscular,
esperando el pronto encuentro de tus majestuosos pasos.

¡Cuán hermosos son sobre los montes, los pies del que trae nuevas, del que anuncia la paz, del que trae nuevas del bien, del que publica salvación, del que dice a Sion: ¡Tu Dios reina!

Isaías 52:7


José M. García Velázquez © 2007