domingo, 28 de diciembre de 2008

Esperar




Desde cuando espero a que el atardecer
cubierto de piras impetuosas,
recoja los mendrugos resultantes
de aquello que terminó en descuido.

Espero en la intimidad de mi silencio
por esta pasión adormecida en el tiempo.
Invoco a que me extiendas a
las entrañas del rencor y soledad.

Desde cuando el letargo acosado
por los espíritus de desdicha,
culmina en deshechos
de alegría e ilusiones difundidas.

Me hace daño el alma, veo desgarrado
mis sentidos ante la realidad cotidiana,
de no descansar, ahogado, silencioso
en tristeza inmortal.

Mi espera es cautiva de mi ser,
en el largo camino del desierto.
Miro hacia el infinito dolor
de conocer que no llegaste a mi.

Olvidaste que esperaba.
Cerca del corazón de nuestras almas,
mis ilusiones sedientas
de entrega, sacrificio y amor aguardan.



José M. García Velázquez ©2008

martes, 14 de octubre de 2008

Amor lejano...


Te amo aun cuando no llego a tu encuentro,

escucho tu risa silenciada por la lejanía,
tu aroma ocultado por la indiferencia,
tu cuerpo abrigado por nubes de ilusiones.


Te amo mucho mas de lo que he amado,
no has estado presente en mis penumbras,
te busco en las tinieblas de mi existencia,
para que inspires mi ansias de amor.


Te amo porque siempre te he amado,
no he visto tu contorno trazado en mi camino,
he caminado por senderos equivocados,
mientras esperas reclinada en mis anhelos.



José M. García Velázquez © 2008

sábado, 23 de agosto de 2008

Lo que te dí...


Te he dado mi amor,
para que no te sintieses solitaria.


Te he dado mi alma,
para perdurar en tu existencia.


Te he dado mis ojos,
para que no pierdas tu rumbo al caminar.


Te he dado mis labios,
para abrigarte con besos de esperanzas y consuelo.


Te he dado palabras de amor,
para arrullarte en tus ensueños.


Te he dado mis manos,
para enlazar nuestros corazones.

Te he dado mi cuerpo,
para encender la pasión de tus sentimientos dormidos.


Te he dado mi vida,
para que en ella descanses y respires.


Te diera más de lo que nunca he tenido.


Y ahora después de tanto…
¿Que me darías luego de haberlo perdido todo?

José M. García Velázquez © 2008

sábado, 26 de julio de 2008

Soy...


Soy como gotas de lluvia,
vertidas por el tiempo y anidadas,
entre retazos de delirios perdidos.

Soy aquel y no el que era antes.

Soy despojo de una vida abrumada,
por una ilusión sellada por el desengaño,
que no pudo retozar al juego del engaño,
y obligarse entre mentiras ilusorias.

Soy presa del infortunio que
reprimió al amor verdadero,
y quebrantó cada vestigio de este cielo,
que cubrió de añil mi corazón lastimado.

Soy el ayer de una pasión desenfrenada,
que enmudeció cada latido por ella.

Soy llanto de una pena enclaustrada
en fibras de escarchado desconsuelo.

Soy dolor apilado por heridas
causadas por mi desvelo,
de noches iluminadas de penumbras.

Soy el eco silencioso
del lamento desolado por su ausencia

Soy sangre que emerge sin cesar
sofocando la vida hasta el fin.

Soy la melodía más triste escuchada,
de cánticos enmudecidos por la tortura,
de ser callado por su infinito encono.

José M. García Velázquez © 2008

jueves, 10 de julio de 2008

Quien puede...

¿Quien puede aliviar este corazón maltrecho,
sangrando caudales de tristeza
enajenado por suspiros de amores,
ahogado en arroyos de melancolía?

¿Quien puede con el peso de esta pena,
que retoza diabólicamente en las entrañas,
entonando coplas quejumbrosas,
adosando este ser que no respira?

¿Quien disfruta viendo como lejana,
el alma se extingue evaporada,
lejos de su amada travesía,
y cimientes quebrantados por el tiempo?

¿Quien es culpable de esta suerte,
que ha sabido destrozar con propósito,
la pasión profesada vívamente,
disipada eternamente por ausencia de amor?

José M. García Velázquez © 2008

domingo, 2 de marzo de 2008

Hedor a odio y tristeza



Son sábanas marchitadas

por tu ausencia,

abandonadas y

desgarradas en la alcoba.

No te importó la quimera,

el deseo de piel fogosa,

de contactos dementes,

en la expectativa de cobijarte

el cuerpo de inmortales deseos.

Se dispersan mis lamentos de besos

con la ambición de cubrirte

y alojarme en cada fibra de tu realidad.

Hoy solo quedan marchitas

las sábanas con hedor

de sudor a odio y tristeza.


José M. García Velázquez ©2008

Destierro...



Tu cuerpo adormecido

por la noche,

envuelto eternamente

en susurros de silencio,

alejado etéreamente

de mis ansias y deseos,

no puedo acercarme

ante el frio destierro ,

sometido por todo aquello,

que esperaba.



José M. García Velázquez ©2008

La agonía del silencio



Se muere el silencio, se muere,

atrapado entre ropajes de tristeza,

arropado entre seda e hilos de nostalgia,

cautivo de tu maquinación.


Extinguiéndose malamente la celada,

separado de la verdad que pretende,

sujeto a tu suelo corpóreo,

confundido en cruces de ficción.


Padeció el maltiempo de tu rechazo,

desconociendo brebajes curativos del espíritu,

pervertiste con tu ponzoña de enigma,

sus túnicas de ilusión y espera.


Se muere el silencio, se muere

por no contar con la cura,

ignoraste las porciones de amor,

porque de amar apenas sabías.



José M. García Velázquez ©2008

sábado, 1 de marzo de 2008

Esperar en ti...¿Por qué?


¿Por qué he de esperar en ti

palabras de promesas eternas?

Solo escucho un silencio

de murmullos que aturde mi alma.

¿Por qué he de esperar en ti

dulces miradas de entrega?

Solo veo en tus ojos

un lejano amanecer oscuro.

¿Por qué he de esperar en ti

una oportunidad mutua?

Solo encuentro clausura

a las puertas de tu corazón.

¿Por qué he de esperar en ti

lo que no has podido brindarte?

La ofrenda de ese amor

que ante todo era inmortal.

Seguir esperando. ¿Por qué?

Por palabras ofrendadas de rechazo,

por miradas devueltas,

por una encrucijada impertinente,

por ese amor perecedero.

¿Por qué esperar?

Solo recibí abandono.



José M. García Velázquez ©2008

lunes, 18 de febrero de 2008

¿Por qué conocerte?



Y si aún en mi despertar,

al levantarme,

no logro conocerte,

por qué mantener clavada

una aguja en mis sueños.

A mi amiga Mar que escribió sin título un sentimiento de su gran corazón

José M. García Velázquez ©2008

martes, 12 de febrero de 2008

Sé de mi tristeza...


Sé muy bien
de la tristeza,
que acompaña
mis días y noches.
Amiga incansable
del infortunio,
que arremete mi vida
contra lodazales.
Es mi alma
la que dando gritos de dolor,
renuncia a vivir
acongojada
y perdida en este valle
de tenebrosas incógnitas,
de desesperanza
y olvido.

José M. García Velázquez © 2008

lunes, 11 de febrero de 2008

¿Quién Soy?



Quien seré que no logro verme al espejo tal como soy.
Un suspiro, un llanto, melancolía, tristeza, quizás alegría...no sé.
Busco afanosamente mi sino, sin encontrar una vereda,
que me guie a algún destino con sentido.
Solo sombras, me acompañan día y noche.
No logro ver mas allá del horizonte,
sentido para mi existir presente.

José M. García Velázquez ©2008

martes, 5 de febrero de 2008

Devuelve


De acuerdo, dijiste que mañana.
No debes llorar, no comparto mis lágrimas.
Cuando despiertes, seguiré aquí,
cuando despiertes lucharás contra tus demonios

Y ahora devuélveme el corazón.
Deja tus fotos en el pavimento,
no quiero tener tus recuerdos

No puedo soportar más, mis ojos solo lloran.
Ahora que solo enfrento la realidad.
Ya no me amas, te desvaneces en mi sollozo.

Un poco más de tiempo era todo lo que necesitábamos.

Un poco más para ver lo que la vida nos ofrecía.

Y ahora devuélveme el corazón,
no me amas y mi llanto aguardando todavía



José M. García Velázquez © 2008

lunes, 4 de febrero de 2008

Maldito Amor...


Fuiste cruel en mi camino,
mil espinas arropadas a mis pasos,
como espuelas clavadas en mi alma,
me llevaste ante el infortunio de la noche,
donde no escapé de tus engaños.
Por ti muere mi alma,
me arrastras a la desdicha,
acariciando lágrimas de angustia,
del amor atado.
Me maltratas, me lastimas,
me embriagaste con tu copa desnuda,
me encerraste en tus labios carcelarios,
me abandonas en la celda olvidada.
Llévame ante el portal de la muerte,
que me espera entusiasmada,
no tengo alternativa que consuela,
de volver a tus entornos,
no puedo vivir muriendo,
no puedo amar renegando.

José M. García Velázquez ©2008

¿A donde iré?



¿A donde iré cuando llegue el crepúsculo?
Nuevamente he perdido el afán de amar.
Rezagado y llevado con el minúsculo
deseo que mi corazón y alma quieren aferrar.


¿A donde iré cuando ya no encuentre alegría?
Cuando no haya lugar para recordar,
Cuando mis gemidos rompan en la agonía,
Y mi cuerpo inerte tenga que abandonar.


¿A donde iré que ya no me encuentras?
Porque el amor que amaba ya no está.
Escondido entre linos y fino madrás
derramadas y sollozadas mis huellas en el sofá.


¿A donde iré ahora en este instante?
No puedes verme como quieres ver.
El peso de tu desliz a mi espíritu es agobiante
¿Que has hecho para que vuelva a enloquecer?


¿A donde iré amor que me consumes?
Ya no deseas mantener la apariencia,
tus quebrantos no quedarán impunes,
soportarás mi invariable ausencia.


¿A donde iré? No se adonde.
Caminaré hasta la eternidad,
enredado bajo los ardientes frondes,
ausente y perdido con mi cruel verdad.


José M. García Velázquez ©2008