domingo, 28 de diciembre de 2008

Esperar




Desde cuando espero a que el atardecer
cubierto de piras impetuosas,
recoja los mendrugos resultantes
de aquello que terminó en descuido.

Espero en la intimidad de mi silencio
por esta pasión adormecida en el tiempo.
Invoco a que me extiendas a
las entrañas del rencor y soledad.

Desde cuando el letargo acosado
por los espíritus de desdicha,
culmina en deshechos
de alegría e ilusiones difundidas.

Me hace daño el alma, veo desgarrado
mis sentidos ante la realidad cotidiana,
de no descansar, ahogado, silencioso
en tristeza inmortal.

Mi espera es cautiva de mi ser,
en el largo camino del desierto.
Miro hacia el infinito dolor
de conocer que no llegaste a mi.

Olvidaste que esperaba.
Cerca del corazón de nuestras almas,
mis ilusiones sedientas
de entrega, sacrificio y amor aguardan.



José M. García Velázquez ©2008