¿Quien puede aliviar este corazón maltrecho,
sangrando caudales de tristeza
enajenado por suspiros de amores,
ahogado en arroyos de melancolía?
¿Quien puede con el peso de esta pena,
que retoza diabólicamente en las entrañas,
entonando coplas quejumbrosas,
adosando este ser que no respira?
¿Quien disfruta viendo como lejana,
el alma se extingue evaporada,
lejos de su amada travesía,
y cimientes quebrantados por el tiempo?
¿Quien es culpable de esta suerte,
que ha sabido destrozar con propósito,
la pasión profesada vívamente,
disipada eternamente por ausencia de amor?
José M. García Velázquez © 2008
sangrando caudales de tristeza
enajenado por suspiros de amores,
ahogado en arroyos de melancolía?
¿Quien puede con el peso de esta pena,
que retoza diabólicamente en las entrañas,
entonando coplas quejumbrosas,
adosando este ser que no respira?
¿Quien disfruta viendo como lejana,
el alma se extingue evaporada,
lejos de su amada travesía,
y cimientes quebrantados por el tiempo?
¿Quien es culpable de esta suerte,
que ha sabido destrozar con propósito,
la pasión profesada vívamente,
disipada eternamente por ausencia de amor?
José M. García Velázquez © 2008
4 comentarios:
Celebro tu regreso José, un fuerte abrazo amigo...
sentuimientos hecho cristales..hermoso¡¡¡
abrazos
Blue
Siempre es un gusto leerte ^9^
"... el alma se extingue evaporada, lejos de su amada travesía": perfecto.
Laura
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